Los poderes políticos y económicos reaccionan ante las protestas de los ciudadanos frente a los recortes, las privatizaciones, la corrupción y un sistema profundamente injusto. La solución: más represión y más recortes de libertades.
La próxima reforma del Código Penal planteada por el Gobierno criminaliza algunas estrategias de economía doméstica, el apoyo a personas que nacieron en otros países, así como la libertad de expresión y la protesta social.
Su aprobación supondría un cambio radical del modelo actual, donde lo importante no es lo que hayas hecho sino quién eres y de qué recursos dispones.
Esta reforma del Código Penal supondrá, si no lo impedimos, una injusta agresión sin precedentes a los derechos y libertades de la mayoría de las personas, mientras favorece a unos pocos sectores privilegiados.
Mientras se suavizan las sanciones contra los delitos económicos de “cuello blanco” que, si devuelven parte de lo que han robado, pueden librarse de la cárcel, se endurece el trato contra muchos colectivos que no somos ni un peligro, ni una amenaza, pero si molestamos denunciando las mentiras de esta sociedad y exigiendo justicia social.
El proyecto introduce la cadena perpetua (llamada eufemísticamente prisión permanente revisable); convierte el apoyo cotidiano que se preste a una persona sin papeles en delito; establece que vender en la manta sea de nuevo delito; que se pueda expulsar a personas con permiso de residencia del país; que el mero hecho de apoyar o difundir una manifestación pueda ser delito, si la autoridad así lo decide; equipara enfermedad mental con peligrosidad y considera a la persona con trastorno mental como sujeto peligroso.
Estos son sólo algunos de los artículos que incluye una reforma del Código Penal que extiende la criminalización a espacios de la vida cotidiana de las personas y de los colectivos que sobreviven, se apoyan y se expresan libremente. Llegando a cuestionar la legalidad de la solidaridad en según que casos.
Pero el proyecto de nuevo Código Penal va mucho más allá, se podrá utilizar el concepto de “peligrosidad futura” para penalizar no solo los hechos cometidos sino los que se podrían cometer en el futuro, pudiéndose tomar medidas preventivas (hasta detenciones) solo basándose en “sospechas” o “suposiciones” sobre ciertos grupos de personas consideradas potencialmente peligrosas (migrantes, sus redes de apoyo, activistas antidesahucios, etc.), vulnerando el principio de libertad de las personas.
Sí, vendemos en la calle para poder comer. Y sí, buscamos el apoyo mutuo para luchar contra las dificultades. Queremos hacer llegar nuestras propuestas con todas las garantías. Y no creemos que tengamos que acabar en la cárcel o sufrir la dureza de la persecución legal y/o policial.
La aparición de un Código Penal más duro y agresivo con el pequeño delito y más benévolo con los estafadores y corruptos sólo puede ampliar la brecha social a la que ya estamos asistiendo.
No queremos que la crisis sirva de excusa para fracturar nuestra convivencia y para atacar a quienes menos recursos tenemos.
Este Código supone un cambio de modelo, de lo social a lo penal. Un giro ideológico que precariza la vida de la ciudadanía de a pie, hipotecando nuestras aspiraciones de futuro y de justicia social.
Pedimos la no aprobación del próximo Código Penal, animando a todas las personas a unirse. Porque creemos en una sociedad civil fuerte, capaz, comprometida. Porque no es legítimo gobernar sin escucharnos.
No hay razones para esta reforma del Código Penal
¡No somos delito!
Siete ejemplos prácticos del nuevo Código Penal
1.Que un antidistubios pegue una paliza de muerte no es delito.
Que alguien lo grabe y lo difunda sí lo es.
2.Que un banco te desahucie no es delito.
Ocupar una sucursal bancaria para protestar por haberte desahuciado: Hasta seis meses de prisión.
3.Cargarse la sanidad y la educación públicas no es delito.
Interrumpir el transporte público: Hasta dos años de prisión.
4.Que la policia abuse de su autoridad y emplee la violencia no es delito.
Resistirse a la autoridad: Hasta cuatro años de prisión.
5.Que los políticos agredan con sus reformas a millones de personas no es delito.
Que una persona agreda a un poítico: Hasta seis años de prisión.
6.Incumplir el programa electoral, hacer lo contrario y mentir no es delito.
Convocar manifestaciones para protestar por ello: Hasta un año de prisión.
7.Que tu familia no pueda sobrevivir con 426€ no es delito.
Que intentes vender algo en la calle para poder comer: Hasta dos años de prisión.